Las Dos Naturalezas Del Cristiano – Pastor Arturo Muñoz Guzmán

Texto bíblico:

Gálatas 5:16-26 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. 19Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. 22Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. 24Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. 26No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.”

Introducción:

El hombre hereda la naturaleza de carne a través del padre Adán.

Romanos 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”

Y la muerte es la evidencia de ese pecado, la cual reino desde Adán hasta nuestros días, por esta razón, todo nacimiento humano, viene infectado con el pecado de Adán.

El Señor Jesús no fue concebido como todos los humanos, Él fue concebido por el Espíritu Santo, por lo tanto, tampoco fue provisto de esa naturaleza pecaminosa.

Efesios 2:15 “Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,”

Romanos 6:12 “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;”

La Biblia dice que esa naturaleza carnal no puede entrar al reino de los cielos.

1 Corintios 6 :9-10 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.”

Romanos 13: 13-14 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.”

1 Corintios 15:22 “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.”

¿Cuándo se adquiere la naturaleza espiritual?

Dios otorga la naturaleza espiritual, cuando el hombre pecador le pide al Señor Jesucristo que lo salve, entonces la salvación por gracia provee de una nueva naturaleza, la espiritual.

Juan 3:27 “Respondió Juan y dijo: No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo.”

Efesios 1:13 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,”

El hombre nace de nuevo, solo cuando recibe a Cristo como Salvador.

1 Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”

Con la llegada de la naturaleza espiritual en la vida del hombre, se comienza una lucha, una batalla diaria entre la naturaleza carnal y la naturaleza espiritual.

Romanos 7:18-25 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. 22Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; 23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24!Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? 25Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.”

Un ejemplo de este tipo de lucha que se origina en el hombre es el apóstol Pablo.

Pudiéramos pensar que, como hombre de Dios entregado a la obra, él estaría exento de sufrir dicha guerra interna e espiritual, el apóstol Pablo nos narra la lucha que peleaba día con día y esa lucha siempre estará presente mientras haya vida en el hombre, y es importante recalcar que la victoria de alguna de esas dos naturalezas será aquella que esté mejor alimentada.

 La naturaleza que más se alimente, será la que ganará.

Así que, si alimentas tu naturaleza carnal, ella habrá ganado y las consecuencias serán terribles, porque despedazará tu testimonio frente al mundo que te observa.

Gálatas 5:17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.”

De tal manera que todo cristiano debe de tener como obligación o responsabilidad, alimentar el espíritu, es decir su naturaleza espiritual.

Aquí podemos entender que el apóstol Pedro en algún momento de su vida, se dejó dominar por su carne y puso su mirada en los hombres, y por eso el Señor Jesucristo lo reprendió.

Mateo 16: 22 -23 Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. 23Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: !!Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”

Si Dios le llamó la atención al apóstol por esa causa, ¿Cuántas cosas le diría a usted por poner la mirada en las cosas de los hombres?

Dios da la orden a todo cristiano para andar en el espíritu.

Gálatas 5:16 “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.”

Y para poder lograrlo, nos recuerda que debemos crucificar la carne, con las pasiones y los deseos.

Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”

Es necesario que todo cristiano debe de andar por fe y no por vista, para evitar hacer tropezar a muchos débiles.

Debemos alimentar nuestro espíritu con:

1.- La palabra

Su palabra es el alimento espiritual para todo cristiano, la Palabra de Dios vivifica, ilumina, hace agradable al cristiano los ojos de Dios, los hace sabios y les ayuda a andar en el espíritu cada día.

2.- La oración

La oración es la comunicación que el cristiano entabla con Dios.

La oración es la oportunidad que tiene el cristiano para darle gracias a Dios por su poder, por su misericordia, por su amor y por su bondad.

3.- Reconocer quién es nuestro gran Dios del cielo

El cristiano nunca debe de olvidar que la presencia de Dios siempre lo acompañará, Él lo prometió y eso debe traer paz y tranquilidad, porque Dios cumple lo que promete.

4.- Vivir una vida en obediencia

Los puntos anteriores son los requisitos indispensables para andar en el espíritu, si no se llevan a cabo, entonces se estará satisfaciendo los deseos de la carne, que solo le traerán una vida en derrota, así que, si el cristiano se esfuerza en alimentar su naturaleza espiritual, indudablemente dará fruto y serán de gran bendición para su vida.

Gálatas 5:22 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,”

Tome la decisión de no satisfacer a su carne, porque el resultado será que usted andará de pecado en pecado.

¡Qué vergonzoso es que los demás señalen la vida del cristiano que vive en pecado!

Para reflexionar:

Si usted está dando rienda suelta a los deseos de su carne, debe de pedir perdón a Dios y clamar por Su ayuda, porque solo Él podrá ayudarle a crucificar la carne y le dará de su gracia para que también pueda andar en el espíritu.

Empiece hoy orando, leyendo su Biblia, reconociendo la grandeza de Dios.

Tome un tiempo para alabarle y agradecer que la presencia de Dios no se ha apartado de usted.

Ponte a cuentas con Dios.

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