Cómo tener contentamiento

Por el Pastor Arturo Muñoz Guzmán

Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados.
Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.
En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:1-13

Uno de los temas más recurrentes en libros y revistas, es la depresión que sufren los hombres y existen artículos en donde dicen tener la forma de como vencer la depresión, como enfrentarla, y como salir de ella. Los consejos aparentemente son buenos, pero ninguno de ellos apegados a lo que la Biblia dice.
Yo creo que nosotros podemos aprender a vivir, a pesar de la presión, con gozo, con alegría, tal como Dios quiere que nosotros vivamos la vida, pero necesitamos poner nuestros ojos en la Biblia, necesitamos volvernos estudiantes de lo que la Palabra de nuestro Dios dice. Pues el deseo que debe haber en nosotros como cristianos, es el de aprender a vivir correctamente.
La Biblia dice en Filipenses 4:11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Lea estas palabras con cuidado, y veremos que el apóstol Pablo, nos dice: he aprendido. ¿Qué es lo que aprendió él? Aprendió a vivir contento, y eso es precisamente lo que nosotros necesitamos hacer, aprender a vivir contentos. ¿Contentos con qué? Contentos con lo que tenemos ahora, con lo que Dios nos ha dado. ¿Pero sabe una cosa?. ¡Eso se aprende! La Biblia dice: he aprendido. Entonces lo que queda, es que nosotros debemos de aprender ahora y para poder aprender, necesitamos estudiar. ¿De dónde lo vamos a aprender? Bueno lo vamos a aprender de la misma Biblia.
La primera cosa que quiero decir, es que el contentamiento no es la complacencia o condescendencia por lo que sucede. ¿Eso que quiere decir? Que hay gente a la que nada le importa lo que hay alrededor, pero no porque haya aprendido a contentarse, sino porque están complacientes con lo que les sucede, porque están ausentes de esta vida. Usted puede ver por ejemplo a los ermitaños, o a los vagabundos que no se rasuran, no se bañan durante meses, que andan en la calle y que les importa poco lo que sucede. Esa gente no es feliz.
El contentamiento no es la falsa paz basada en la ignorancia, ¡No! El contentamiento es que en medio de la batalla, nosotros podemos tener paz y confianza profunda. ¿Qué es eso? La Palabra que es traducida como contento o contentamiento es la palabra griega aujtavrkeia autarqueia, que viene de dos raíces: aujtov significa uno mismo, y ajrkevw que significa estar contento. Entonces quiere decir que la palabra contentamiento es el ser suficiente uno mismo para estar contento, es la descripción de algo, cuya fuente de satisfacción es interna, y por lo tanto no tiene que depender de los sustitutos externos.
El contentamiento pudiera ser traducido como autosuficiencia. La autosuficiencia manifestada cuando Cristo vive en nosotros. Cuando el apóstol Pablo nos está hablando de he aprendido a contentarme está diciéndonos, todo lo puedo en Cristo. Quiere decir que el apóstol Pablo era autosuficiente, pero no por él mismo, sino por causa de que Cristo vivía en él. Y nosotros somos autosuficientes en virtud de que Cristo mora en nuestros corazones.
Ahora, ¿Cómo podemos tener contentamiento, y estar contentos en todo tiempo? Hay varias cosas que debemos hacer.
1. Debemos de recordar que somos salvos. Cuando usted más deprimido o más triste esté, la cosa que puede ponerlo feliz, es precisamente recordar que su nombre está escrito en el Libro de la Vida.
Miren lo que dice Filipenses 4:2-3: Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. ¡Hey! ¡Evodia, Síntique, Clemente, sean de un mismo sentir, acuérdense que sus nombres están escritos en el libro de la vida!
Así que cuando haya problemas, la primera cosa que hay que recordar es precisamente que somos salvos por la Gracia de Dios. Dios ha escrito nuestro nombre en el libro de la vida.
A veces, nosotros pensamos que la muerte es lo mas feo que nos puede pasar y lloramos por eso, lloramos cuando la muerte se acerca, pero ¿sabe qué? Si consideramos que esa es la cosa mas trágica que nos pueda suceder, la muerte nos va a llevar ante la presencia de nuestro Salvador. Porque nuestros pecados ya han sido perdonados, ya han sido lavados por la Sangre de Cristo, y por Su gracia vamos al cielo. Dios es nuestro Padre, vamos a caminar por calles de oro con Jesús. Así que yo siempre que recuerdo eso, puedo ver que no hay problema tan difícil, o tan grande, puesto que Dios es mi Padre y yo soy su hijo.
En lugar de ponernos tristes yo creo que debemos de pensar de otra manera, necesitamos aprender, a pensar que nosotros somos salvos. No en vano el apóstol Pablo dirigido por el Espíritu Santo de Dios escribió en Filipenses 4:8: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Vamos a cambiar nuestra manera de pensar ¿Qué vamos a pensar? Bueno, que somos salvos, vamos a recordarlo cuando la situación se torne difícil. Si el negocio no salió bien, recuerda que eres salvo. Si perdiste dinero recuerda que eres salvo. Si las cosas no están yendo bien en tu familia, recuerda que eres salvo. Si tu esposo te maltrata, recuerda que eres salva. Si tu esposa te maltrata… tú ya no tienes remedio.
Esto que les voy a contar es una historia real: Un cristiano llegó con el pastor y le dijo:
—Pastor: ya no aguanto a mi esposa.
El pastor intrigado le contesta: ¿Qué pasa?
—Mi esposa me golpea— añadió apenado el hombre.
—¡¿Cómo?! —Asustado le preguntó el pastor.—¿Cómo que su esposa lo golpea?
—Sí, llego y me golpea todos los días. Me cachetea y a veces me agarra con el cable de la luz y me da mis buenos… ¿Qué hago pastor?
Y el pastor seriamente le dijo: Hermano, agarre el cable y cuélguese.
2. Sea agradecido. Veamos lo que dice Colosenses 3:15: Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. Y podemos leer también en Colosenses 1:12: Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. También lo dice en 1Tesalonicenses 5:18 señala: Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Una de las maneras para aprender a estar contentos es dar gracias a Dios. ¡Dé gracias! Muchas veces, Dios no transforma la situación que nosotros estamos pasando, por causa de que nosotros no somos agradecidos, y Dios quiere ver nuestro agradecimiento en cualquiera que sea nuestra situación. Dé gracias por su familia, por sus hijos, dele gracias a Dios constantemente por su hogar, por su trabajo y por lo que usted percibe de salario. Hay algunos hermanos que Dios no los bendice, porque no han sido agradecidos con él. ¿Y sabe? una manera de mostrar nuestro agradecimiento a Dios por lo que nosotros recibimos, es dándole a Dios lo que le corresponde. Estoy hablando del diezmo. El diezmo es una manera de decir: Señor gracias por lo que tú me diste. Cuando somos agradecidos Dios va a bendecirnos mas.
Dice la Biblia en 1Tesalonicenses 1:2 Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones. De gracias por los hermanos de la iglesia. Así que la cuestión por la cual, nosotros perdemos nuestro contentamiento, nuestro gozo y estamos infelices, es porque no somos agradecidos. Usted recibe su salario y a la hora que su patrón le paga, en lugar de decirle gracias Señor, en lugar de eso, se pone a murmurar: ¡Triste salario! Para qué me sirve, es tan poquito dinero. Cada vez estoy recibiendo menos, cada vez me alcanza para menos, ¡Oh! qué voy a hacer.
Y ¿sabe qué? se la pasa amargado y agrio, si usted cambiara un poquito su actitud, nada mas dando gracias, usted empezaría a ser feliz. Y probablemente después de un día de raya, al venir a la iglesia cuando viniera al servicio le notaríamos una sonrisa en el rostro, estaría contento. Porque usted estuvo agradecido. Estoy hablando también a pastores que están amargados por el poco salario que reciben.
La Palabra de Dios dice en 1Tesalonicenses 2:13: Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes. Dé gracias a Dios porque le permite ganar almas para Cristo, porque usted tiene una Biblia, por el Espíritu Santo, por la iglesia, dé gracias a Dios por su pastor también, ¡sería bueno eso! Dé gracias a Dios por cada cosa que Dios le da o por cada cosa que Dios no le da.
Miren, Dios es infinitamente sabio, y cuando Dios ve un corazón agradecido, Dios empieza a obrar en su favor, pero cuando Dios ve un corazón amargado por cada cosa, detiene las bendiciones. Hay algunos de ustedes que están insatisfechos por todo: del marido, de la esposa, de los hijos del vecino, ¡todo les cae mal! y por eso siempre traen su cara arrugada. Les molesta el perro del vecino, el carro que pasa enfrente de la casa, el charco de agua, el lodo que se hace en la casa frente de su domicilio. De tal manera que llegan refunfuñando a la iglesia por todo. Hermano, dé gracias a Dios por la lluvia. ¡Qué bendición que Dios haga llover! Esos mismos que están enojados por el charco de agua, están enojados por el polvo cuando no llueve. Y ya nadie los entiende. ¡Ni Dios los entiende! Sed agradecido dice el Señor.
Dice la Biblia en Efesios 5:18-20: No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con Salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Una de las manifestaciones de la llenura del Espíritu Santo, dice la Biblia, es la manera de hablar del cristiano. Un cristiano que es lleno del Espíritu Santo habla con Salmos, con himnos y cánticos espirituales. Pero también dice la Biblia que un hombre lleno del Espíritu Santo, es aquel que da siempre gracias por todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
En Deuteronomio 8:10 señala: Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado. ¡Dale gracias! ¿Por qué? Por la comida, por haberte saciado.
Dice el Salmo 103:1-5 Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. ¿Eso que quiere decir? Sé agradecido, porque Él es quien perdona todas tus iniquidades, Él que sana todas tus dolencias, Él que rescata del hoyo tu vida, Él que te corona de favores, y misericordias, Él que sacia de bien tu boca de modo que rejuvenezcas como el águila.
Así que cuando comas, no comas como los burros, dale gracias a Dios por los frijoles que te da. Por los huevitos, por las tortillas. Porque algunos de ustedes comen y piensan que todo sucedió por el sudor de su frente. ¡Dale gracias a Dios!
3. Reconozca que todas las cosas nos ayudan a bien. La Biblia dice en Romanos 8:28: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. ¿Quién dijo esto? Dios inspiró al apóstol Pablo para que quedara impreso en su Palabra este versículo. Quiere decir entonces que todas las cosas me ayudaran a bien. Cada cosa que me suceda es porque Dios lo ha permitido y sabe que eso es lo que a mí me va a ayudar para bien. Esto quiere decir que todo el universo estará trabajando y obrando para el bien de aquellos que aman a Dios. El sol trabaja para nosotros, ¿Si sabía usted eso? La luna y las estrellas Dios las puso ahí para nuestro bien. ¡Es hermoso contemplar el cielo! También las nubes Dios las puso para nuestro bien, si llueve o no llueve es para nuestro bien. El esposo o la esposa que tú tienes Dios los puso para tu bien. Los hijos que tú tienes Dios los puso para tu bien.
Suele pasar con algunos padres que cuando nace su bebé y les dan la noticia que tiene un problema congénito como Síndrome de Down, no aceptan a su hijo y reniegan de él. Tienes que entender que así como aquel hombre ciego de Juan capítulo 9 , que cuando los dicispulos preguntan al Señor Jesús: ¿Quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego? El Señor les responde: Respondió Jesús:  No es que pecó éste,  ni sus padres,  sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.
Hay padres con hijos Down que viven infelices por no aceptar el bendito regalo que Dios les hizo. Cuando tú lo aceptes, ese bebé será la mayor expresión de amor y ternura en tu hogar. Y te darás cuenta que será como un ángel que te recordará la presencia de Dios en tu casa. Es tiempo de que cambies tu actitud.
Cada situación a la que nosotros nos enfrentemos traerá, pues así Dios lo dijo, mucho bien, no importa que tan negro, que tan oscuro, que tan difícil, que tan problemático, que tan grande sea ese obstáculo, Dios dice que eso obrará para nuestro bien.
El asunto es que nosotros vamos a estar contentos cuando a cada cosa, nosotros le busquemos el bien que Dios quiere darnos. Porque la Biblia dice: a los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien. Entonces si tengo abundancia, eso me va a ayudar a bien. Si tengo escasez eso me va a ayudar a bien. Si se descompone la licuadora o la lavadora, eso me va a ayudar a bien.
Normalmente si a alguna de ustedes se les llega a descomponer su licuadora qué dice: ¿Y ahora que hago?.. Bueno utilice el molcajete, a lo mejor su esposo quería una salsita así y usted no lo sabía. Dios pone todas las circunstancias para ayudarnos a bien. Cuando nosotros empezamos a ver el bien en todo eso, entonces es que nosotros aprendemos a estar contentos, cualquiera que sea nuestra situación.
Imagínese al apóstol Pablo después de la revolcarlo en Listra, después que él fue apedreado y dado por muerto y sacado a la orilla de la ciudad, lo arrastraron como perro muerto. ¿Puede tener algo de bien eso? ¡Claro que hubo mucho de bien! ¿Sabe qué fue? Nos cuenta el apóstol Pablo en 2 Corintios 12:2-4 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. ¿Sabe que pasó? Dios le había dado oportunidad al apóstol Pablo de ir y darle una miradita al cielo y dijo: yo vi cosas que no puedo explicar, no hay palabras para describirlo. Así que en lugar de que lo desanimara el haber sido apedreado, él pudo ver el bien que Dios quiso mostrarle, y entonces después se levantó de ahí y predicaba con mayor entusiasmo.
El asunto es que nosotros debemos de buscarle el bien a todas las cosas.
—Hermano, ya no aguanto a mis padres
—Busca el bien que Dios quiere enseñarte a través de eso.
—Hermano ya no aguanto a mis hijos
—Bueno busca el bien.
En cada situación debe de haber algo bueno, si usted realmente ama a Dios. Porque eso aplica solo a los que aman a Dios. Los que aman a Dios van a aprender a estar contentos. ¿Cuando? Cuando vean el bien que Dios pretende darles.
4. Deje de ser avaricioso.
Filipenses 4:6 dice: Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. ¿Sabe qué es lo que nos quita el gozo y el contentamiento? Cuando nosotros nos afanamos por las cosas materiales.
La Biblia dice en Hebreos 13:5: Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré. Si nosotros hacemos a un lado la avaricia, vamos a poder superar esta situación y vamos a estar contentos.
La Biblia dice en 1 Timoteo 6:6-8 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Dice Dios estemos contentos con esto, ¿Tienes de comer?
—Hermano, pero nada mas son frijolitos y tortillitas
—Pues pásatela contento.
—Hermano, no tenemos carne y no hemos comido pavo últimamente, ni tampoco ternera o filete durante el último mes. ¿Qué hacemos hermano?
—Dice el Señor: aprende a estar contento.
Mire cuando dejamos que la avaricia impresione nuestro corazón, empezamos a dejar de dormir, a no tener sueño, y al rato tenemos que ir al médico para que nos recete una pastilla para dormir. Hay gente que vive así toda su vida, ¿sabe por qué? Porque viven afanados. En cambio cuando uno está contento con lo que Dios le da, sin que haya avaricia en su corazón duerme tranquilos.
Por ejemplo, cuando me dispongo a dormir, doy gracias a Dios por el techo, por la cama en donde me voy a dormir, por todo lo que Dios me dio, finalmente me acuesto y cierro mis ojos, y en unos tres minutos estoy en Júpiter. Yo no me doy vueltas porque que no puedo dormir, ni le tengo que decir a mi mujer que me traiga la pastilla para los nervios. ¡Nada de eso! ¿Sabe por qué? Porque vivo contento.
5. Confíe en la providencia de Dios. ¿Quiere estar contento? Confié en que hay alguien que es más sabio que usted, que va a resolver los asuntos a su favor.
En este caso tenemos el ejemplo de José, ¿Recuerda a José? Sus hermanos le tenían envidia, lo vendieron a unos amalecitas. Primero lo iban a matar y uno de ellos detuvo la mano de sus hermanos. Después lo metieron a una cisterna, ahí lo tuvieron unas buenas horas. Finalmente pasaron unos amalecitas y vendieron a su propio hermano como esclavo. Fue a parar a Egipto y lo llevaron a trabajar a la casa de un hombre llamado Potifar, poco después la esposa de Potifar lo acusó, porque no quiso tener relaciones sexuales con ella, y dice la Escritura que al final de todos sus problemas, llegó a ser el gobernador de Egipto, ¿Qué es lo que sucedió? La providencia divina. Dios conoce por anticipado lo que va suceder, así que hay que dejar que Dios sea Dios. Muchas veces nosotros nos queremos poner en el lugar de Dios, y mira que esto lo hacemos hasta en nuestras oraciones. Nos ponemos por encima de Dios, queremos darle ordenes a Dios.
—Señor has esto porque si no…
— ¡No! Él es Dios, deja que él sea Dios,
6. Confíe en las promesas de Dios. Para que afanarnos tanto, si Dios dice en el libro de Filipenses 4:19: Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. ¿Para qué vamos a andar desesperados? ¡Dios prometió suplir lo que nos falta! Pero para que Dios supla, necesitamos confiar en sus promesas, porque solo hasta que empezamos a confiar en sus promesas, es cuando nos vamos a poner de rodillas y vamos a llorarle y a clamarle a Dios, para que Él nos supla.
Antes de pastorear tuve una ferretería. Estuve trabajando en mi negocio y pastoreando durante dos años, no recibía ningún dinero de la Iglesia. Me daba vergüenza estirar mi mano a los hermanos y pedirles un salario. Luego, me dieron un salario, y me daba vergüenza decirles que el salario era muy escaso para mis necesidades. Yo me la pasaba a solas llorándole al Señor. Estába en la escuela del entrenamiento, para aprender a confiar en Dios.
Dios me tuvo como dos años en ese campo de entrenamiento, donde aprendí a llorarle al Señor. Nunca me paré en el púlpito con cara triste, nunca me queje con los hermanos, nunca les expuse mis necesidades, solo le rogaba a Dios. ¡Qué días tan difíciles! pero, ¿Sabe qué es lo que me sostenía?: Las promesas de nuestro Dios. La Biblia dice: joven fui y he envejecido y no he visto justo desamparado ni hijo de justo que mendigue pan, ¿Quién dijo eso? Dios. ¿Qué es eso hermano? Eso es una promesa de Dios. Dios está diciéndonos que nuestra descendencia no va a mendigar, tenemos un Dios en el que nosotros podemos confiar. Podemos vivir confiados en las promesas de Dios.
Cuando nosotros aprendemos a confiar en las promesas de Dios ¿Sabe qué? Vamos a vivir contentos. A lo mejor usted quiere preguntarme:
—Hermano, ¿usted vive preocupado por su ropa? no, Dios me ha suplido todo. La camisa que traigo puesta alguien me la regaló. Dios se ha encargado de todo. Yo no tengo que preocuparme quien me va a vestir, Dios se encarga de eso, yo he confiado en sus promesas, yo he confiado en su provisión.
7. Necesitamos confiar en el poder de Dios. La verdad es que vivimos tan estresados porque pensamos que todo nosotros lo podemos resolver. Pero no es así. Solo en Cristo es que si podemos. Eso quiere decir que debemos de aprender a depender de el poder de Dios. Confíe en el poder de Dios.
—Hermano, es que la situación que estoy viviendo, es tan difícil.
—¿Dios no tendrá poder para cambiarla?
Lo que pasa es que somos tan incrédulos, hablamos de un Dios Todopoderoso pero cuando hay un problema mayor, decimos o pensamos: No, eso Dios no lo puede resolver. Nosotros limitamos a Dios.
Alguien me preguntó después de predicar del Rapto:
—¿Usted cree que va a estar en las nubes cuando el Señor venga? ¿Cómo cree que va a flotar en las nubes?
Yo le dije: ¿No te has dado cuenta que el planeta en que vivimos, la  tierra, pesa millones de toneladas y está flotando en el universo? ¿Y sabes quién la puso a flotar? El mismo Dios que me va a poner en las nubes. Porque no se si tú has visto fotos desde la luna, la tierra no está sobre elefantes como pensaban hace dos mil quinientos años, la tierra no la tiene un hombre llamado Atlas sobre sus hombros, la tierra esta flotando, es un globito en el vacío del universo. Y ¿quién la puso a flotar y quién la puso a girar, sabes quien? Nuestro Dios. Necesitamos a aprender a confiar en el poder de Dios.
Estaba platicando con un hermano, y el me decía: usted habló de cielos nuevos y tierra nueva, ¿Cree usted que va a ser otra tierra o la misma tierra? porque hay gente que piensa que esta tierra va a ser destruida por completo y va a ser otra tierra. Le contesté: Hermano, eso me tiene sin cuidado, si va a ser esta o va a ser otra. Dios tiene suficiente poder como para que un abrir y cerrar de ojos, en el que usted ni se va a dar cuenta, Él deshaga una y sea creada otra. Eso es lo que dice de nosotros, que nuestro cuerpo en un abrir y cerrar de ojos será inmortal, incorruptible y que nosotros seremos arrebatados y llevados ante su presencia.
Así que todo lo que nos hace falta para estar contentos es confiar en el poder de nuestro Dios.

Etiquetado: / / / /